
Tormenta perfecta en La Romareda
La chalupa sigue en el agua. Y va en serio. En medio de un mar con transatlánticos de dimensiones descomunales como Zaragoza, Valladolid y Sporting, el Numancia de Soria desató ayer la tempestad en La Romareda. La nave numantina comandada por Arrasate realizó un partido mayúsculo, descomunal. Y no sólo de fútbol. También de oficio, garra, coraje y saber estar. Estos partidos son para hombres y los de rojo lo demostraron desde el minuto uno, a pesar de la relevancia del rival y su condición, inequívoca, de favorito. Hicieron los rojillos un partido de altura en semejante escenario, rodeados por más de 30.000 seguidores blanquillos y apoyados por 1.200 incansables numantinos que creyeron en los suyos desde el primer minuto.
Porque desde el primer minuto el Numancia proclamó sus intenciones. Venía a por todas. Arrasate leyó el encuentro a la perfección. Cambió la pareja de centrales para situar a Escassi de ancla en el centro del campo, flanqueado por Íñigo Pérez y Diamanka. El malagueño se vacío en las ayudas defensivas, junto al resto de sus compañeros, y ayudó en la salida de balón bien acompañado por Pérez y el senegalés. También puso a Higinio en punta, acompañado en las bandas por Unai Medina y Marc Mateu. Una entrada a destiempo en el minuto siete dejó a Unai Medina fuera de combate y tuvo que salir Nacho a hacer de 7 junto con Markel en el lateral diestro.
La fortaleza del Numancia ayer en La Romareda la expresó Nacho en un choque con Grippo en el que el zaragocista se excedió en su contundencia y mandó al soriano contra la publicidad estática. Nacho apenas se inmutó, pero cuatro fotógrafos acabaron en el suelo cayendo como bolos tras el brutal impacto con la valla.
Y es que el trabajo de los sorianos fue tan exquisito como irreprochable su esfuerzo. Sin hacer una presión alta, ahogaron a los centrocampistas del Zaragoza, incapaces de conectar con Borja Iglesias, pero tampoco con Toquero. Aislados los dos delanteros y con el centro del campo numantino mostrando superioridad, el Numancia fue dando pasos tan medidos como amenazantes en todas y cada una de sus acciones.
Nacho ya mereció adelantar a su equipo tras culminar una gran jugada colectiva del Numancia con un disparo seco y cruzado que repelió el poste y enmudeció a La Romareda. Sin apenas reponerse de este susto, otra gran combinación rojilla acabó en un centro de Markel que Higinio cabeceó fuera por centímetros.
La única respuesta zaragocista al claro dominio numantino fue una buena acción de Toquero en banda izquierda que tras ganar la línea de fondo centró y Zapater cabeceó a las manos del meta numantino. Sólo el descanso apartó a los sorianos del objetivo del gol en el primer acto.
La reanudación cambió el panorama a favor del Zaragoza, que aprovechó un par de desajustes numantinos en defensa para crecer y encender al público a la espera de su momento. El choque era vibrante y se jugaba en cada metro de La Romareda. Claro, que en ese momento de partido que tuvo color zaragocista apareció Aitor Fernández para sujetar a los suyos. Si todo el equipo estuvo mayúsculo, lo de Aitor esta temporada está fuera de cualquier categoría. Bien con los pies, bien con las manos, bien con su figura cada minuto más imponente para los atacantes zaragocistas, mantuvo al Numancia en el encuentro con paradas a Borja, Papu y Zapater.
Se había sobrepasado la hora de partido y el equipo parecía condenado al sufrimiento en este tramo final del choque, pero una jugada iniciada por Nacho en la derecha y prolongada por Guillermo de tacón buscando a un compañero, el balón llegó a los pies de Íñigo Pérez que desde la frontal del área disparó con tanta fe como acierto para superar a Cristian y poner por delante al Numancia en el partido.
Quedaban muchos minutos y tocaba sufrir. El Zaragoza empezó a percutir con las fuerzas que le quedaban y los sorianos buscaban un contragolpe que les permitiera matar la eliminatoria. En una jugada larga y un tanto embarullada del equipo local llegó el empate a diez minutos para el final.
Borja Iglesias remató en escorzo y de forma acrobática y el balón voló hasta el segundo palo para que Mikel González, con todo, llevara el esférico a las mallas ante la locura del público local. Aitor estuvo a punto de llegar al balón, pero el esfuerzo fue inútil.
Restaban 10 minutos y el partido se consumía hacía la prórroga al repetirse el resultado de hace tres días en Los Pajaritos. El Numancia volvió a ser valiente y quiso ir a por el partido. Movió con criterio el balón y botó dos saques de esquina consecutivos. El balón era rojillo, y justo cuando el colegiado levantaba la planilla anunciando los tres minutos de añadido, un balón de Nacho en la derecha, acabó llegando a Íñigo Pérez, que centró con calidad para que Diamanka, apareciendo entre los centrales, cabeceara de forma inapelable a las mallas, desatando la tormenta numantina en La Romareda, enmudecida por poco más de 1.000 numantinos que ayer tocaron el cielo con las manos. El sueño continúa.
R. Zaragoza:Cristian Álvarez, A. Benito, Grippo, Mikel, Lasure, Eguaras, Febas (Buff, minuto 83), Papu, Zapater, Toquero (Pombo, minuto 62) y Borja Iglesias.
Numancia: Aitor Fernández, Markel, Elgezabal, Carlos Gutiérrez, Saúl, Íñigo Pérez, Escassi, Diamanka, Unai Medina (Nacho, minuto 8), Marc Mateu (Pere Milla, 80) e Higinio (Guillermo, 65).
Árbitro: Dirigió el partido Cordero Vega (Comité Cántabro). Asistido por Cerezo Parfenof y Bárcena Rodríguez. Mostró tarjeta amarilla a Escassi, Elgezabal , Mikel, Zapater y Grippo.
Goles: 0-1. Minuto 64. Íñigo Pérez. 1-1. Minuto 79. Mikel. 1-2. Minuto 90. Diamanka.
La Romareda. 34.000 espectadores. 1.000 de ellos numantinos.